La
madre Ayahuasca,
que lleva diversos nombres en los lenguajes de pueblos de la Amazonia tales
como Burawehiak (pueblo Harakmbut), Kamarampi (Matsigenka), Oni (Shipibo),
Nanten (Shuar) y Nixipae (Cashinahua), es una bebida sagrada. No es un
“alucinógeno”. La madre, doctora y maestra Ayahuasca proviene
de la selva amazónica, es conocida y utilizada milenariamente por los pueblos
indígenas amazónicos, que la consideran el espíritu de la naturaleza.
Constituye el fundamento de la espiritualidad, del chamanismo, de la medicina
tradicional y de la cosmovisión indígena. En Brasil se le denomina Caapi del
cual proviene su nombre científico Banisteriopsis caapi.
En Ecuador se la llama
Natema; Yaje en Colombia; en los Andes y en la Amazonia peruana se le llama
Ayahuasca. La palabra es de origen Quechua y significa “soga que une el mundo
de los vivos con los de los espíritus”. La traducción literal del quechua seria
Aya – Muerte / Huasca – Soga o embriaguez, debido al mareo que produce al
tomarse. Según estudios realizados en la selva ecuatoriana, el uso de la
Ayahuasca se remonta a 5,000 años aproximadamente; su conocimiento sobrevive en
el saber terapéutico mágico – religioso de los pueblos indígenas amazónicos. La
Ayahuasca es utilizada para realizar la conexión con los mundos mágicos, en la
“expansión de la conciencia”, ya que posee un espíritu. A la cocción de la
planta se le agrega las hojas del arbusto llamado Chacruna (Psychotria
viridis), también el toe o floripondio, tabaco, coca, entre otras. En la
vertiente occidental de la cuenca amazónica hay 700 formas distintas de
preparación de la Ayahuasca; cada cultura indígena que habita este vasto
territorio tiene su propia forma de concebir a la Ayahuasca. A la Ayahuasca,
así como a otras plantas, se les da un origen sagrado. En algunos pueblos el
origen es mágico, “se cuenta que la liana fue un hombre del cielo y la chacruna
una mujer linda de la tierra que se casaron y al morir, hicieron el juramento
que juntos siempre enseñarían y curarían a los seres humanos, de la tumba del
hombre nació la liana de Ayahuasca y de la mujer nació la chacruna”. Para
ciertos pueblos de la amazonia, la liana de Ayahuasca “es la que da la fuerza y
la chacruna la visión”. Se toma en ceremonias de purificación, aprendizaje y
curación. Es utilizada para purificar y sanar el espíritu, el cuerpo, la mente
y las emociones, nos lleva a una realidad mágica y a un estado de conciencia
superior, los cuales nos muestran realidades que no pueden ser observadas en un
estado ordinario. Ese estado de conciencia superior podría definirse como lo
visible de lo invisible, lo racional de lo irracional.
A partir de la conexión
con los mundos mágicos y espirituales a las que nos sumerge la Ayahuasca, se
adquiere conciencia de la existencia en su verdadero significado. Es una
experiencia mística subliminal, en las que el ser humano consiente puede
modificar la esencia de su ser. A partir de esta percepción, la Ayahuasca es
Madre, Doctora y Maestra. En este contexto el espíritu de la Ayahuasca nos
cura, nos enseña y nos guía para ser capaces de enfrentar nuestras
dificultades. Nos permite entender la relación armoniosa con la Madre
naturaleza, con los demás seres y con el universo, así como reconciliarnos con
nuestra propia existencia. Dentro de los pueblos indígenas en que la Ayahuasca
está presente se dice: “con el espíritu de la Ayahuasca vas a ver y a
entender”. La Ayahuasca nos permite ser consientes de nuestras potencialidades
espirituales.
Ceremonias
y rituales con Ayahuasca. Dentro de los contextos tradicionales del uso de la
Ayahuasca hay ciertos requisitos para participar en una ceremonia, como la
importancia de la dieta, que debe realizarse antes y después de la ingesta de
la Ayahuasca; la abstinencia sexual y la dieta sin carnes rojas y en especial
cerdo; también abstenerse de tomar bebidas alcohólicas unos siete días antes
del ritual. Este proceso implica la preparación del cuerpo. Antes de ingerir
Ayahuasca, idealmente las personas tienen que pasar por un proceso de
purificación física, mental y espiritual a través de purgas con plantas
depuradoras y baños con plantas aromáticas. Las ceremonias de Ayahuasca se realizan
por las noches. La oscuridad causa una profunda acción en el cuerpo, mente,
emociones y espíritu, permitiéndonos confrontar y conquistar nuestros miedos
más profundos, revitalizar energías vitales y despertar un nivel superior de
conciencia. La idea es abrir el camino hacia nuestro “maestro interior”. La
ceremonia apertura una relación con la espiritualidad que durará toda la vida.
La Ayahuasca no produce ningún tipo de dependencia, más bien cura adiciones de
cocaína y alcoholismo. En el Perú y en Brasil existen centros, como Takiwasi
(San Martín, Perú) que tratan las dependencias con Ayahuasca. La planta mágica
Ayahuasca contiene compuestos químicos naturales capaces de provocar visiones
intensas y sensibilizar agudamente los sentidos. Estos y otros efectos conducen
a la conciencia humana hacia inéditos estados mentales, inexplicables y
misteriosos pero a la vez reveladores y maravillosos.
La
Ayahuasca como medicina. La Ayahuasca sirve como medicina para que la persona
adquiera conciencia de sus problemas en su verdadera significación. Bebiendo la
Ayahuasca, es decir, planificando la experiencia mística totalizadora, podemos
influir a voluntad en la esencia misma de nuestra más íntima personalidad,
perfeccionándola a favor. A partir de ceremonias de Ayahuasca se puede concebir
también, la curación física de algunas enfermedades. Da salud y bienestar,
vitalidad y energía.
Estados
provocados por la Ayahuasca. A continuación la descripción de algunos de los
estados de conexión, místicos y espirituales, provocados por la maestra
Ayahuasca: Introspección y regresión: cuando una persona ingiere Ayahuasca por
lo primero que pasa es por un proceso de reflexión sobre su propio ser, el cual
se considera el examen del alma por sí mismo (auto contemplación, reconocimiento
de la evolución de nuestro ser). Regresión. En la ceremonia de Ayahuasca, una
persona puede recordar fases pasadas de la vida, para solucionar conflictos, lo
cual permite conectarse y reconocerse mejor. Los contenidos de experiencias
olvidadas o reprimidas vuelven a la conciencia como un verdadero revivir. Se
diluyen así las tensiones o conflictos en nuestro ser y se produce una
reestructuración y cura de la personalidad. Experiencia mágica religiosa.
Ascensión al cielo (a lo divino) a través de un reconocimiento espiritual.
Experiencia trascendental, que incrementa la receptividad y comunión mística
con todo el universo. Viaje astral. Trasmigración o peregrinación del alma,
fuera del cuerpo físico. Súper conciencia cósmica. Iluminación intelectual omnisciente.
Expresión de funciones cerebrales, cotidianamente adormecidas, agudización de
los sentidos, memoria intensa, análisis exhaustivo, desarrollo de la intuición.
Animación de facultades extra sensoriales. Manifestaciones telepáticas,
clarividentes, precognitivas e ingreso al contexto divino. Aumento de la
conciencia. Liberación del espíritu para elevar la conciencia y el conocimiento
a niveles y perspectivas superiores. Conciencia del cuerpo, de sus procesos y
movimientos, mayor capacidad de relajación, salud y bienestar, vitalidad y
energía; superación de dificultades interpersonales; aceptación, tolerancia y
respeto por los demás; capacidad de perdonar y agradecer; capacidad de confiar
en los demás y de ser sinceros; mayor conciencia interpersonal: empatía y
amabilidad; mejora de las relaciones de pareja y familiares. La conexión con
esta dimensión mágica de la Ayahuasca de la experiencia fue descrita como el
contacto con un “guía interior” Estas manifestaciones mentales (introspección,
regresión, etc.) se dan entremezcladas, aunque con la preponderancia de alguna
de ellas. Cada experiencia con Ayahuasca es totalmente distinta a la otra.
Etapas
de la sesión de la Ayahuasca. Sensaciones incómodas de vértigo, náuseas, miedos
y paranoias reprimidas. Resolución de conflictos, paz y armonía. Profunda
reflexión, análisis exhaustivo e introspección.
Muchas
veces en una ceremonia pueden producirse vómitos, diarreas, sudoraciones y
demás efectos de purificación, que es la manera como la maestra Ayahuasca cura,
enseña y guía. Sin embargo, todo este proceso es relativo, muchas veces
llegamos a encontrar “lo mágico” en una sola sesión de Ayahuasca, como también
podemos hacer reiteradas sesiones con vómitos y diarreas sin llegar a entender
y encontrar nada. No hay ceremonia buena o mala, sino mal-entendida. Es fácil
tomar Ayahuasca, lo difícil es entender lo que viene después… El reto de la
persona es entender los verdaderos significados de las visiones que nos muestra
la planta Ayahuasca y poder utilizar este aprendizaje en nuestra vida diaria,
por ello, antes de realizar una sesión siempre recomendamos a las personas que
no forjen expectativas “maravillosas y mágicas” de experiencias ajenas, porque
no siempre resulta así, ya que cada persona tiene su propia experiencia con
Ayahuasca. No hay nada más equívoco que el esperar tal o cual cosa de una
sesión, puesto que el mantener la atención fija en una esperanza mental no
dejará espacio para lo que se presente a la hora de la verdad… Antes de
realizar una ceremonia se recomienda a la persona mantener la mente libre de
prejuicios y miedos y el corazón abierto. Debe prepararse mental, emocional,
física y espiritualmente.
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